El tratamiento con los embriones congelados es simple, cómodo y económico. No precisa de inyecciones diarias ni de múltiples controles ecográficos. No es necesario someterse a procedimientos que precisen sedación y los efectos secundarios son nulos en la inmensa mayoría de los casos, puesto que los niveles hormonales durante la preparación van a ser muy parecidos a los de un ciclo normal.
El tratamiento se basa en preparar el útero para que se encuentre receptivo en el momento de descongelar y transferir los embriones criopreservados. Para ello, el tratamiento consiste en la administración de parches o pastillas durante un periodo de unas dos semanas antes de la transferencia embrionaria.
La preparación comienza al inicio de la menstruación y se realiza una ecografía unos diez días después para confirmar que el útero reúne unas condiciones adecuadas programando en ese momento la descongelación y posterior transferencia embrionaria.
Una vez programada la transferencia, la paciente inicia la administración de progesterona por vía vaginal entre 3 y 5 días antes de la fecha prevista de descongelación.
La técnica de la transferencia embrionaria es idéntica a la utilizada para los embriones frescos no precisando una preparación distinta o molestias adicionales. Las recomendaciones posteriores son también idénticas debiendo continuar con el tratamiento (parches y comprimidos vaginales) cuanto menos hasta la realización del test de embarazo.
Por lo tanto y de forma resumida podemos afirmar que la preparación es muy simple: parches en la piel durante unos días, una ecografía de control y directamente programar el inicio de la administración de progesterona y la transferencia embrionaria.